Hoy fue un día feliz. Primero que todo, Mariana aplaudió y bailó con el Pizza Puch y deleitó a todos con su sonrisa de (por ahora) un solo diente. Por cierto que ya toma con pajilla y se ve comiquísima…Como toda una señorita decidida (Hey, no le he tomado foto…Creo que soy la única persona en el mundo con un celular sin cámara). Luego, dió guerra para dormirse, de tan alborotada que estaba. Está adquiriendo una maña que me encanta, aunque no deja de ser maña y me siento culpable cuando se la incentivo: le gusta dormirse acostada a mi lado…¡puyándome el ojo con su dedito índice! Le gusta que yo cierre los ojos y ella juega con mis pestañas. A mí me da una risa terrible y ella se divierte hasta que se le van cerrando sus propios ojitos y se queda dormida…Yo quisiera sólo quedarme ahí tendida, con mi bodoquito pegadito…Pero el deber y mi otro bodocón me llaman, así que la tengo que ponerla en su cuna y a cumplir con mi otro bebé…y a prometerme a mí misma que la próxima la dejo que se duerma en su cuna solita aunque grite y patalée toda la noche.
Bueno, también fue un día feliz porque tuvimos nuestra primera reunión de recolección de firmas para la constitución de la Fundación Down de El Salvador y todo se ve que camina. Mirna es nuestro “motor fuera de borda” y creo que es la garantía para el éxito de la Fundación. Qué más puedo decir que gracias por ese empeño, Mirna.
Casualmente, ayer me enteré de una reacción no tan favorable de una mamá especial. Como me ha consternado y me ha puesto a pensar bastante en ella, voy a contar aquí un poquito de lo que me dijeron y a agregarles mi reflexión, por supuesto.
Me contó un tercero (así que no conozco exacta la versión, -ya casi me siento como periodista, citando “fuentes”-) que una de las mamás contactadas para invitarla a la reunión, contestó tajantemente que lo único que quería era dedicarse a su bebé “normal” que acababa de nacer y que al niño con SD ya lo tenía en un Kínder regular hasta las cuatro de la tarde. Bueno, cuando me contaron eso, se me encogió el corazón. Por el niño, por supuesto. Porque si esa mamá sólo quiere dedicarse a uno de sus hijos, pues qué pasa con el otro, ¿no?
Después estuve pensando en ella…Quiero decir, con esa respuesta uno puede pensar que no superó el golpe inicial de tener un hijo que no era su ideal. Y eso que el niñito ya tiene unos ocho años, según me dijeron. Claro, me hago una idea del porrazo porque era su primer hijo y, bueno, todas las expectativas que uno tiene con un bebé por nacer, máxime si es el primero…Pero ocho años con un hijo como que pesan más que un ideal muerto, ¿no? En fin, tratando de no emitir juicios que no me corresponden porque no conozco toda la historia, a lo que quiero llegar es a que con esto se puede demostrar que uno es quien escoge su camino, en todas las cosas de la vida, incluso en esta.
Hay quienes pueden escoger quedarse guardando luto por el niño ideal que no nació. Con la frustración y decepción que conlleva esto. Rumiar los sueños rotos, las expectativas no cumplidas, lo que debería ser y no fue. Estas son las personas que se pierden la emoción y que, lo que es peor todavía, pueden dejar convertida un Águila en una Gallina, porque están demasiado inmersas en su dolor por lo soñado para ver el corazón del Águila.
Por otro lado, estamos los que nos llevamos el tropezón de no encontrar nuestro niño soñado en el momento del nacimiento. Tal vez incluso tuvimos cierto tiempo de luto por el sueño muerto…Pero después empezamos a descubrir que hay nuevos sueños, nuevas expectativas que te elevan como un suspiro, como para contener la respiración…Que el sueño muerto se puede convertir en algo inesperadamente mejor. Que el Águila no es Gallina y que, su corazón de Águila es un pedacito del nuestro…Es decir, que también nosotros tenemos corazón de Águila y eso es tan emocionante de descubrir como lo es enseñarle (y aprender) a volar.Entonces, al final me dio mucha lástima por esa señora. Por lo que se pierde. Por sus hijos, por lo que está haciendo que se pierdan ellos. Espero que pronto se le abran los ojos y que escoja el mejor camino.
Bueno, también fue un día feliz porque tuvimos nuestra primera reunión de recolección de firmas para la constitución de la Fundación Down de El Salvador y todo se ve que camina. Mirna es nuestro “motor fuera de borda” y creo que es la garantía para el éxito de la Fundación. Qué más puedo decir que gracias por ese empeño, Mirna.
Casualmente, ayer me enteré de una reacción no tan favorable de una mamá especial. Como me ha consternado y me ha puesto a pensar bastante en ella, voy a contar aquí un poquito de lo que me dijeron y a agregarles mi reflexión, por supuesto.
Me contó un tercero (así que no conozco exacta la versión, -ya casi me siento como periodista, citando “fuentes”-) que una de las mamás contactadas para invitarla a la reunión, contestó tajantemente que lo único que quería era dedicarse a su bebé “normal” que acababa de nacer y que al niño con SD ya lo tenía en un Kínder regular hasta las cuatro de la tarde. Bueno, cuando me contaron eso, se me encogió el corazón. Por el niño, por supuesto. Porque si esa mamá sólo quiere dedicarse a uno de sus hijos, pues qué pasa con el otro, ¿no?
Después estuve pensando en ella…Quiero decir, con esa respuesta uno puede pensar que no superó el golpe inicial de tener un hijo que no era su ideal. Y eso que el niñito ya tiene unos ocho años, según me dijeron. Claro, me hago una idea del porrazo porque era su primer hijo y, bueno, todas las expectativas que uno tiene con un bebé por nacer, máxime si es el primero…Pero ocho años con un hijo como que pesan más que un ideal muerto, ¿no? En fin, tratando de no emitir juicios que no me corresponden porque no conozco toda la historia, a lo que quiero llegar es a que con esto se puede demostrar que uno es quien escoge su camino, en todas las cosas de la vida, incluso en esta.
Hay quienes pueden escoger quedarse guardando luto por el niño ideal que no nació. Con la frustración y decepción que conlleva esto. Rumiar los sueños rotos, las expectativas no cumplidas, lo que debería ser y no fue. Estas son las personas que se pierden la emoción y que, lo que es peor todavía, pueden dejar convertida un Águila en una Gallina, porque están demasiado inmersas en su dolor por lo soñado para ver el corazón del Águila.
Por otro lado, estamos los que nos llevamos el tropezón de no encontrar nuestro niño soñado en el momento del nacimiento. Tal vez incluso tuvimos cierto tiempo de luto por el sueño muerto…Pero después empezamos a descubrir que hay nuevos sueños, nuevas expectativas que te elevan como un suspiro, como para contener la respiración…Que el sueño muerto se puede convertir en algo inesperadamente mejor. Que el Águila no es Gallina y que, su corazón de Águila es un pedacito del nuestro…Es decir, que también nosotros tenemos corazón de Águila y eso es tan emocionante de descubrir como lo es enseñarle (y aprender) a volar.Entonces, al final me dio mucha lástima por esa señora. Por lo que se pierde. Por sus hijos, por lo que está haciendo que se pierdan ellos. Espero que pronto se le abran los ojos y que escoja el mejor camino.
Publicado por Hester.
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