Leí la editorial de Canal Down21 y, siguiendo con la política de sinceridad ante todo que tengo para escribir en este blog, debo comentar que primero se me cayó el alma a los pies, porque acababa de mandar el comentario anterior sobre las expectativas…De hecho, este comentario ni iba a escribirlo, pero después me quedé pensando y, bueno, no estoy muy de acuerdo con lo expuesto en esa editorial…Es decir, sí creo en lo del punto medio, y creo en lo negativo de la ansiedad que se puede generar por exigir demasiado a una persona…a cualquier persona. Pero creo que es muy difícil definir EXACTAMENTE de que NO será capaz una persona…Precisamente por pensar que se conocen los límites que imponen ciertas discapacidades, es que se les discrimina para esos temas limitados.
Creo que es muy válido lo que menciona sobre estar bien informado…En convertirse en un optimista con información objetiva sin caer en el pesimismo…Pero también creo que no podemos generalizar en ningún tema y decir: para esto necesitará ayuda SIEMPRE. Porque NO lo sabemos. Cada individuo es diferente. Cada persona tiene talento en alguna área y en otras no. A todos hay cosas que nos gustan y cosas que no nos gustan. Propósitos por los que nos interesa esforzarnos y propósitos que no son los nuestros. Todos somos así. ¿Cómo podemos profetizar que fulanito o menganito no podrá lograr tal y cual cosa porque este otro fulanito o menganito, con capacidades y características iguales no lo logró? No podemos profetizarlo porque la mayoría de las veces, los motivadores, valores, aspiraciones, no son los mismos para dos personas.
Mencionan en la editorial los casos excepcionales, que no deben convertirse en la regla, y yo me pregunto: ¿por qué? Precisamente porque existen esos casos es que se van abriendo puertas. De seguro cuando la regla era: “una persona con SD no podrá leer” llegó un caso excepcional que leyó…y otro tuvo el mismo interés y también leyó…y la excepción se volvió regla y la regla se volvió excepción.
Mi punto es que entiendo el mensaje de la editorial como un alerta al “optimismo” desmedido…Y una prevención para las derrotas en ciertos campos…Pero creo que más bien hay que enfocarlo un poco como el artículo al que refiere la misma editorial. A que el alerta sea estar siempre vigilantes para tratar de ver las destrezas e intereses y capacidades de nuestros hijos especiales y no empujarlos en la dirección que nosotros quisiéramos que siguieran, sin tomar en cuenta lo que verdaderamente los haría realizarse como personas A ELLOS.
En realidad, creo que ese es un punto para los hijos en general. Es como el tema de querer…que sé yo…que mi hijo sea Ingeniero y el pobre no da pie con bola con los números…O que sea médico y resulta que no soporta la sangre…Es decir, hay temas que irán surgiendo y que sólo en el momento se demostrará si nuestros hijos pueden o no desenvolverse con ayuda o sin ella…Pero creo que es mutilante y hasta castrador decidir de antemano que SI podrá o que NO podrá.
Realmente, hay que quedarse en el medio, que es lo que sugiere la editorial, pero para lograr eso, creo que no es válido hacer una lista de los “mitos del si”. Ni olvidarse de los casos excepcionales. Creo que lo válido es “vigilar” cuales son las capacidades y expectativas de nuestros hijos…Y ayudarles con todas las herramientas de que dispongamos. Si logran o no alcanzar sus sueños, a su lado estará su familia para aplaudirles o consolarlos…y ayudarlos a levantarse.
Ojo, no pierdo de vista la condición especial de mi hija. Pero le rehuyo a pensar desde ya que mi Mariana no podrá…que sé yo…ser corredora de Fórmula Uno, o bailarina, o recepcionista…Quiero decir, todavía NO SÉ de que será capaz mi hija. Entonces, ¿cómo lo va a saber alguien más?
Creo que es muy válido lo que menciona sobre estar bien informado…En convertirse en un optimista con información objetiva sin caer en el pesimismo…Pero también creo que no podemos generalizar en ningún tema y decir: para esto necesitará ayuda SIEMPRE. Porque NO lo sabemos. Cada individuo es diferente. Cada persona tiene talento en alguna área y en otras no. A todos hay cosas que nos gustan y cosas que no nos gustan. Propósitos por los que nos interesa esforzarnos y propósitos que no son los nuestros. Todos somos así. ¿Cómo podemos profetizar que fulanito o menganito no podrá lograr tal y cual cosa porque este otro fulanito o menganito, con capacidades y características iguales no lo logró? No podemos profetizarlo porque la mayoría de las veces, los motivadores, valores, aspiraciones, no son los mismos para dos personas.
Mencionan en la editorial los casos excepcionales, que no deben convertirse en la regla, y yo me pregunto: ¿por qué? Precisamente porque existen esos casos es que se van abriendo puertas. De seguro cuando la regla era: “una persona con SD no podrá leer” llegó un caso excepcional que leyó…y otro tuvo el mismo interés y también leyó…y la excepción se volvió regla y la regla se volvió excepción.
Mi punto es que entiendo el mensaje de la editorial como un alerta al “optimismo” desmedido…Y una prevención para las derrotas en ciertos campos…Pero creo que más bien hay que enfocarlo un poco como el artículo al que refiere la misma editorial. A que el alerta sea estar siempre vigilantes para tratar de ver las destrezas e intereses y capacidades de nuestros hijos especiales y no empujarlos en la dirección que nosotros quisiéramos que siguieran, sin tomar en cuenta lo que verdaderamente los haría realizarse como personas A ELLOS.
En realidad, creo que ese es un punto para los hijos en general. Es como el tema de querer…que sé yo…que mi hijo sea Ingeniero y el pobre no da pie con bola con los números…O que sea médico y resulta que no soporta la sangre…Es decir, hay temas que irán surgiendo y que sólo en el momento se demostrará si nuestros hijos pueden o no desenvolverse con ayuda o sin ella…Pero creo que es mutilante y hasta castrador decidir de antemano que SI podrá o que NO podrá.
Realmente, hay que quedarse en el medio, que es lo que sugiere la editorial, pero para lograr eso, creo que no es válido hacer una lista de los “mitos del si”. Ni olvidarse de los casos excepcionales. Creo que lo válido es “vigilar” cuales son las capacidades y expectativas de nuestros hijos…Y ayudarles con todas las herramientas de que dispongamos. Si logran o no alcanzar sus sueños, a su lado estará su familia para aplaudirles o consolarlos…y ayudarlos a levantarse.
Ojo, no pierdo de vista la condición especial de mi hija. Pero le rehuyo a pensar desde ya que mi Mariana no podrá…que sé yo…ser corredora de Fórmula Uno, o bailarina, o recepcionista…Quiero decir, todavía NO SÉ de que será capaz mi hija. Entonces, ¿cómo lo va a saber alguien más?
Escrito por Hester
1 comment:
Hester, qué buen comentario!!! Me ha pasado mucho que la gente me ningunea mis espectativas respecto de mi hija Mariana. Y solía frustrarme por ello. Un día se lo comenté a mi psicóloga (a la que voy con afán de profundizar en mí misma) y me dijo: Así como usted no discute con nadie si Dios existe, porque usted simplemente cree en él, porqué gasta tanta energía convenciendo a otros que su hija podrá? Simplemente tenga fe y luche por ella. Esta idea me tranquilizó mucho, porque a partir de ahí, dejé de pelear y enfocarme en sacarla adelante. Y cuando me han preguntado: Hasta dónde crees que llegará tu hija? Respondo: Hasta donde ella y yo querramos llegar. TENGO FE. Saludos,
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