Jun 1, 2007

Esos feos sentimientos


Recuerdo que, cuando estaba metida en el remolino de emociones en conflicto que te atacan cuando te dan la noticia del SD, y veía las cosas lindas que venden para las niñas…Los vestiditos, ganchitos y todas esas monerías…sentía una especie de nostalgia, como si todas esas cosas que son las que una sueña cuando sabe que va a tener una niña, ya no me fueran a servir de nada para Mariana (por eso llamé a este comentario el de los Feos Sentimientos).
Ahora este recuerdo me trae a la mente algo que escribió Vanessa en el Blog de su hijita Mariana Handal: ella hablaba del impacto inicial que te causa el enfrentarte con el SD, y decía que es tan fuerte como tus prejuicios…Es completamente cierto. Lo desconocido asusta.
No sé…Creo que soy una persona piadosa y siempre he tratado de no discriminar a nadie. Pero también soy humana e igual que la mayoría, lo único que sabía del SD es que los niños nacen con retraso y con cara de “mongolitos”. Tengo una impresión borrosa de cuando era más chiquita y que una vez mi mamá me apartó de un niño con SD porque eran niños que no sabían controlar su fuerza…como si fuera un mounstrito peligroso, o algo así. En fin, cosas del pasado.
Ahora veo a mi chiquitina y, literalmente, se me corta la respiración de verla tan linda. No encuentro ni que ponerle para verla como una muñeca y le pongo los ganchitos aunque sea un ratico, sólo para disfrutarla, porque más me tardo en ponérselos que ellos en deslizarse por los pelitos lisos de mi hija. Disfruto enormemente cuando en la calle dicen “¡Ay, mira que linda la bebé!”, porque estoy segura de que es cierto. Ahora creo que les dicen “Niños Especiales” porque te hacen sentir especial a ti, como mamá (o papá)…
Por cierto, el chiste de esta foto es que se la tomó su hermano de tres años…No quedó mal, ¿verdad?

2 comments:

Unknown said...

Hola! Fijate que mientras esperaba que mi esposo arreglara todo lo del hospital, yo estaba sola en la habitación. Vi entonces un cuadro: una mamá con una hija en sus piernas y la otra recostaba su cabeza en ella, mientras leía un libro... y lloré amargamente: yo ya no tendría eso! Ahora no tendría dos niñas, sino una y otra qué era Down. Y ahora, tantos meses después, no sabés cuánto me he recordado de ese momento, sobre toda en aquellas ocasiones en que mi hija mayor, recostada en mis piernas le lee un libro a su hermanita mientras la cargo. Es decir: nada cambió! Todo fue igual! Porqué sufría tanto entonces!!!? Por mis prejuicios, que tal como tú contás, se los inculcan a uno de la forma más inocente y tonta. Un tené cuidado, eso se pega, una advertencia mal hecha... así que qué gran lección de vida nos han venido a dar nuestros bebés Down, no? Un abrazo.

Unknown said...

Ayyy y esa gorda está divina! se la ve super activa!!!