Bueno, cuando uno lo ve en retrospectiva, hay tanto por decir, que no sé ni cómo empezar…Obviamente, lo mejor es presentarles a Mariana. Ella es nuestra segunda hija. Su hermano mayor le lleva dos años y fue cesárea, por lo que no nos esperábamos ninguna sorpresa con el nacimiento de Mariana, que era una cesárea programada…Pero se adelanto dos semanas porque tuve contracciones antes del tiempo, ya que ella había “meconiado” (se hizo pupú adentro) y mi útero trataba de expulsar el cuerpo extraño…En fin, allí empezaron la cadena de acontecimientos que lo hacen sentir a uno en una montaña rusa…Cuando me llevaron a la habitación, después de pasar seis largas horas en la sala de recuperaciones sin poder pegar un ojo porque sentía que algo no iba bien, me encontré a mi esposo literalmente morado. Allí me dio la noticia que a él le había dado el pediatra inmediatamente: Mariana tenía muchas características clínicas que hacían pensar que tenía Síndrome de Down. Y no sólo eso, también venía con una obstrucción en el estómago.
En resumidas cuentas, a Mariana la operaron al día siguiente de nacida de la obstrucción y al mes de nacida de un PCA en el corazón. El carrusel de emociones que pasamos en el interín es, bueno, algo que nos une con todos los papás del mundo que han tenido algún momento similar y que son los únicos capaces de entender…el duelo por el sueño perdido (la hija “perfecta”), la necesidad de negarlo (pero si no tiene los rasgos…ha habido diagnósticos equivocados), la sed por entender qué pasó (no podía hablar con nadie sin darle una cátedra de genética) y, pues en nuestro caso, como en el de muchos otros, la ansiedad porque podíamos perder a esta pequeña sin llegar siquiera a conocerla y es que ella ya era, por sobre todas las cosas, nuestra hijita.
Ahora estamos en la etapa linda. La etapa del descubrimiento. Esta pequeña luchadora tiene un genio más grande que ella. No quiere que nadie que no sea de su entorno la cargue. Adora a su hermano. Se mueve un montón cuando está durmiendo. Le encanta agarrar (y comer) papeles. Le gusta bañarse con juguetes…Es una bebé maravillosa con todo el mundo por delante. Es mi niña querida.
En resumidas cuentas, a Mariana la operaron al día siguiente de nacida de la obstrucción y al mes de nacida de un PCA en el corazón. El carrusel de emociones que pasamos en el interín es, bueno, algo que nos une con todos los papás del mundo que han tenido algún momento similar y que son los únicos capaces de entender…el duelo por el sueño perdido (la hija “perfecta”), la necesidad de negarlo (pero si no tiene los rasgos…ha habido diagnósticos equivocados), la sed por entender qué pasó (no podía hablar con nadie sin darle una cátedra de genética) y, pues en nuestro caso, como en el de muchos otros, la ansiedad porque podíamos perder a esta pequeña sin llegar siquiera a conocerla y es que ella ya era, por sobre todas las cosas, nuestra hijita.
Ahora estamos en la etapa linda. La etapa del descubrimiento. Esta pequeña luchadora tiene un genio más grande que ella. No quiere que nadie que no sea de su entorno la cargue. Adora a su hermano. Se mueve un montón cuando está durmiendo. Le encanta agarrar (y comer) papeles. Le gusta bañarse con juguetes…Es una bebé maravillosa con todo el mundo por delante. Es mi niña querida.
1 comment:
Está divina esa gorda! Y se ve que es bien lista. Un abrazo.
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